La relación precio/beneficio por acción (PEG) refina la relación precio/beneficio (P/E) teniendo en cuenta el crecimiento previsto de los beneficios (expresado en números enteros, por ejemplo, 10 para un 10 %).
PEG = ratio P/E ÷ tasa de crecimiento de los beneficios
Por ejemplo, una empresa cuyas acciones se negocian a 20 veces sus beneficios y cuya tasa de crecimiento anual prevista es del 10 % tendría un ratio PEG de (20 ÷ 10) = 2. En este caso, los inversores pagan dos veces la tasa de crecimiento prevista de la empresa.
El PEG retoma la conocida relación P/E y plantea una pregunta complementaria: ¿este precio está justificado por el crecimiento?
Una acción con un P/E de 20 puede parecer cara en sí misma, pero si la empresa prevé un crecimiento de sus beneficios del 25 % anual, puede parecer una buena oportunidad según los estándares del PEG. Por el contrario, una empresa madura con el mismo P/E pero con un crecimiento limitado al 5 % tendría un PEG de 4, lo que indica un precio mucho más alto de lo que justifica su potencial.
Las tasas de crecimiento utilizadas suelen proceder de las previsiones consensuadas de los analistas o de las indicaciones proporcionadas por la empresa. Por lo tanto, el PEG solo es válido en la medida en que estas hipótesis resulten correctas. Dado que estas estimaciones evolucionan con el tiempo, un PEG atractivo hoy puede perder rápidamente su relevancia.
Al igual que el ratio P/E, el ratio PEG se presenta en dos versiones:
Ambas versiones tienen sus limitaciones. El PEG histórico puede pasar por alto un cambio en la dinámica de los beneficios, mientras que el PEG previsto solo es tan preciso como las estimaciones en las que se basa. Independientemente del PEG que utilice, la interpretación (y la regla empírica del sector) es la misma.
Pero el valor razonable no es universal. Por ejemplo, una empresa tecnológica en fase inicial puede justificar un PEG muy superior a 1,0 si su crecimiento se acelera, mientras que una empresa de servicios públicos con beneficios previsibles solo puede parecer razonable si su PEG es inferior a 1,0.
En la práctica, los inversores consideran el umbral de 1,0 como una referencia inicial y luego ajustan sus expectativas en función de los estándares del sector y el perfil de crecimiento de la empresa.
El PEG sitúa el precio de una acción en el contexto de su tasa de crecimiento. Por lo tanto, resulta especialmente útil para las acciones de crecimiento y las acciones con gran dinamismo, cuyos beneficios pueden ser bajos, negativos o distorsionados, y para las que el ratio P/E por sí solo pierde todo su sentido. Una empresa cuyo ratio P/E sea superior a 100 puede seguir pareciendo razonable si su crecimiento es lo suficientemente rápido como para acercar el PEG a 1.
Pero el PEG no es infalible. Dado que se basa en previsiones, puede ser engañoso si las hipótesis de crecimiento resultan demasiado optimistas. Por eso, los inversores suelen combinar el PEG con otras medidas, como la tasa de consumo de efectivo o el tamaño del mercado potencial de la empresa, para verificar si las previsiones de crecimiento se basan en oportunidades reales y en un modelo económico sostenible.
El ratio PEG es una herramienta sencilla pero potente que añade una dimensión esencial al P/E: el crecimiento. Si se utiliza correctamente, permite evitar juzgar una acción únicamente por su precio y situar su valoración en una dinámica más realista. Sin embargo, nunca debe utilizarse de forma aislada. Como cualquier medida financiera, debe integrarse en un análisis más amplio que tenga en cuenta la solidez del modelo económico, las perspectivas del sector y la calidad de la gestión de la empresa.
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El P/E mide cuánto pagan los inversores por cada euro de beneficio. El PEG ajusta este dato teniendo en cuenta el crecimiento esperado de los beneficios, lo que ofrece una visión más equilibrada de la valoración.
No necesariamente. Un PEG < 1 puede indicar una infravaloración, pero también reflejar previsiones de crecimiento poco realistas o una empresa arriesgada.
Ambas tienen sus limitaciones. El histórico se basa en datos sólidos, pero puede ignorar un cambio de tendencia. El previsional refleja las expectativas del mercado, pero depende de estimaciones inciertas.
Con precaución. Cada sector tiene sus propias normas de crecimiento. Un PEG de 2 puede parecer alto en el sector energético, pero normal en el tecnológico.
No. Es especialmente relevante para las empresas en crecimiento. Para las empresas maduras, cíclicas o sin crecimiento, otros ratios (como el precio-valor contable o el rendimiento por dividendo) son más adecuados.