En los mercados bursátiles, las empresas suelen utilizar dos métodos para devolver capital a los accionistas: los dividendos y la recompra de acciones.
Ambos métodos tienen sus propias ventajas e inconvenientes, y la elección entre ellos puede ser una decisión crucial tanto para las empresas como para los inversores.
Este artículo explora las ventajas y desventajas de cada método, examina sus implicaciones fiscales y considera por qué las empresas pueden elegir uno sobre el otro.
Las recompras de acciones, también conocidas como recompra de acciones, se producen cuando una empresa recompra sus propias acciones en el mercado abierto, reduciendo así el número de acciones en circulación.
Esta práctica tiene varias ventajas:
Con menos acciones en circulación, aumentan los beneficios por acción, lo que puede traducirse en un aumento del precio de la acción.
Las empresas pueden elegir cuándo recomprar acciones, lo que les permite adaptar su estrategia de asignación de capital en función de sus necesidades.
Las recompras de acciones pueden indicar la confianza de la dirección en las perspectivas futuras de la empresa, lo que sugiere que las acciones están infravaloradas.
En comparación con los dividendos, las recompras de acciones pueden ser más eficientes desde el punto de vista fiscal para los inversores, especialmente para los que se encuentran en los tramos impositivos más altos.
Las recompras aumentan el precio de la acción, en igualdad de condiciones, dado el menor número de acciones. Este aumento se produce en forma de plusvalías y no en forma de ingresos como los dividendos.
A pesar de sus ventajas, las recompras de acciones también tienen algunas desventajas:
Los fondos destinados a la recompra de acciones podrían utilizarse para otras inversiones en la empresa, como investigación y desarrollo, adquisiciones o reducción de deuda.
Algunos críticos argumentan que las recompras de acciones pueden animar a la dirección a pensar a corto plazo, priorizando el precio de la acción sobre la creación de valor a largo plazo.
A diferencia de los dividendos, que son fácilmente cuantificables, las recompras pueden ser más difíciles de evaluar para los inversores.
Esto podría reducir la demanda de acciones, especialmente entre los inversores particulares, que a menudo tienden a favorecer las acciones de dividendos por los ingresos que proporcionan.
Las empresas pueden utilizar las recompras para manipular los beneficios por acción, creando una imagen engañosa de los resultados financieros.
Los dividendos son pagos en efectivo que las empresas hacen a sus accionistas, a menudo trimestralmente.
Este método de devolución de capital tiene varias ventajas:
Los dividendos proporcionan a los inversores un flujo constante de ingresos, lo que puede resultar especialmente atractivo para los jubilados y otros inversores preocupados por los ingresos.
Las empresas con una política de dividendos coherente suelen considerarse estables y fiables, lo que puede atraer a los inversores a largo plazo.
El compromiso de pagar dividendos puede animar a la dirección a centrarse en la generación de flujos de caja sostenibles y en una asignación eficiente del capital.
Los valores con dividendos tienden a ser menos volátiles que los valores sin dividendos, lo que los convierte en una opción de inversión más conservadora.
Sin embargo, los dividendos también tienen algunas desventajas:
Los dividendos suelen tributar a un tipo más alto que las ganancias de capital, lo que los hace menos eficientes fiscalmente para los inversores.
Una vez que una empresa ha establecido una política de dividendos, puede ser difícil reducir o eliminar los dividendos sin afectar negativamente al precio de la acción.
Los dividendos indican esencialmente a los inversores que creen garantizada una cierta cantidad de beneficios.
Al igual que con las recompras, los fondos utilizados para dividendos podrían destinarse a otras inversiones orientadas al crecimiento.
Desde el punto de vista fiscal, las recompras de acciones pueden ser más ventajosas para los inversores, ya que suelen tributar a un tipo más bajo que los dividendos.
Esto se debe a que los reembolsos dan lugar a plusvalías, que suelen tributar a un tipo inferior al de los dividendos.
Sin embargo, las consideraciones fiscales dependen de la situación fiscal individual de cada inversor y de su jurisdicción.
Las empresas pueden optar por los dividendos en efectivo en lugar de la recompra de acciones por diversas razones, como mantener una política de dividendos estable, atraer a inversores orientados a los ingresos o satisfacer las expectativas de los accionistas.
Además, algunos inversores ven los dividendos como un método más transparente y tangible de devolver capital que las recompras de acciones.
Además, las empresas que llevan mucho tiempo pagando dividendos pueden ser reacias a cambiar su enfoque, ya que esto podría tener un impacto negativo en el sentimiento de los inversores y perjudicar potencialmente el precio de sus acciones.
No hay una respuesta única a esta pregunta, ya que la elección entre recompra de acciones y dividendos depende de varios factores, como la situación financiera de la empresa, las preferencias de los inversores y consideraciones fiscales.
Ambos métodos tienen sus propias ventajas e inconvenientes, y la opción más adecuada variará en función de las circunstancias concretas.
Para ilustrar el cálculo de una recompra de acciones, supongamos que la empresa A tiene 1.000.000 de acciones en circulación, que cotizan a 20 $ por acción, y decide recomprar 100.000 acciones.
El coste total de la recompra sería de 2.000.000 $ (100.000 acciones x 20 $ por acción).
Tras la recompra, quedarían 900.000 acciones en circulación (1.000.000 - 100.000).
Si el beneficio neto de la empresa no varía, el beneficio por acción (BPA) aumentará porque ahora hay menos acciones en circulación.
Las empresas deben tener en cuenta los siguientes factores a la hora de elegir entre dividendos y recompra de acciones:
Las recompras de acciones pueden tener un impacto positivo en el precio de las acciones de una empresa por varias razones.
En primer lugar, al reducir el número de acciones en circulación, las recompras aumentan los beneficios por acción (BPA), lo que puede traducirse en una subida del precio de las acciones.
En segundo lugar, las recompras de acciones pueden indicar al mercado que la dirección de la empresa cree que sus acciones están infravaloradas, lo que puede aumentar la confianza de los inversores y presionar al alza el precio de las acciones.
Sí, una empresa puede optar por repartir dividendos y recomprar acciones simultáneamente.
Algunas empresas pueden optar por un enfoque híbrido, distribuyendo parte de sus beneficios como dividendos y utilizando el resto para la recompra de acciones.
Esta estrategia permite a las empresas responder a las diferentes preferencias de los inversores -y puede ayudar a diversificar su base de inversores- y equilibrar las ventajas y desventajas de ambos métodos.
Por ejemplo, una empresa puede destinar los dividendos a la parte estable de sus beneficios y utilizar programas de recompra cuando tenga un fuerte flujo de caja cíclico.
Tanto los dividendos como la recompra de acciones tienen ventajas y desventajas únicas para las empresas y los inversores.
La elección entre ambos métodos depende en última instancia de las circunstancias específicas, los objetivos y las preferencias de ambas partes implicadas.
Al comprender los pros y los contras de cada enfoque, los inversores pueden tomar decisiones más informadas sobre su estrategia de inversión, mientras que las empresas pueden determinar la forma más eficaz de devolver capital a los accionistas y fomentar la creación de valor a largo plazo.
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